Los riesgos psicosociales perjudican la salud de los
trabajadores y trabajadoras, causando estrés y a largo plazo enfermedades
cardiovasculares, respiratorias, inmunitarias, gastrointestinales,
dermatológicas, endocrinológicas, musculo esqueléticas y mentales. Son
consecuencia de unas malas condiciones de trabajo, concretamente de una
deficiente organización del trabajo.
El estrés, el acoso y el malestar físico y psíquico que sufren
muchos trabajadores y trabajadoras son resultado de una mala organización del
trabajo y no de un problema individual, de personalidad o que responda a
circunstancias personales o familiares.
La Ley de Prevención de Riesgos Laborales considera que la
organización del trabajo forma parte de las condiciones de trabajo que influyen
en la salud y seguridad de los y las trabajadoras, entre otros mecanismos a
través de la exposición nociva a los riesgos psicosociales. Por ello, las
características de la organización del trabajo deben ser evaluadas, controladas
y modificadas si generan riesgos.
La evaluación de riesgos psicosociales debe realizarse
utilizando métodos que apunten al origen de los problemas (principio de
prevención en el origen), es decir, a las características de la organización
del trabajo - y no a las características de las personas.
Para la evaluación de los riesgos psicosociales existen métodos
avalados por estudios científicos y no debe aceptarse cualquier método. Los y
las trabajadoras, y sus representantes, tienen derecho a exigir la protección
de su salud y para ello a participar propositivamente en todas las etapas de la
prevención de riesgos laborales - también en relación a la prevención de
riesgos psicosociales. Como ayuda, está disponible la Guía del
delegado y delegada de prevención para la intervención sindical: organización
del trabajo, salud y riesgos psicosociales.
Los daños a la salud por riesgos psicosociales no son un
problema individual y ha de hacerse prevención para todos y todas.
Que son los riesgos psicosociales
En prevención de riesgos laborales, denominamos
factores psicosociales a aquellos factores de riesgo para la salud que se
originan en la organización del trabajo y que generan respuestas de tipo
fisiológico (reacciones neuroendocrinas), emocional (sentimientos de ansiedad,
depresión, alienación, apatía, etc.), cognitivo (restricción de la percepción,
de la habilidad para la concentración, la creatividad o la toma de decisiones,
etc) y conductual (abuso de alcohol, tabaco, drogas, violencia, asunción de
riesgos innecesarios, etc.) que son conocidas popularmente como “estrés” y que
pueden ser precursoras de enfermedad en ciertas circunstancias de intensidad,
frecuencia y duración.
Evaluar y prevenir
La prevención en origen - eliminación o control- de
los riesgos psicosociales es posible. Se trata de identificar y discutir el
origen de las exposiciones detectadas, es decir, determinar qué aspectos de la
organización del trabajo hay que cambiar y proponer soluciones.
Recursos y materiales
En este apartado queremos
compartir experiencias de nuestros delegados y delegadas de prevención que han
sido llevadas a cabo durante el proceso de intervención de la evaluación de
riesgos psicosociales. Contadas en primera persona, además de ilustrar el
trabajo diario de nuestros delegados, nos pueden ayudar a entender mejor
algunos aspectos del proceso de intervención y, por otro lado, ver como se ha
hecho la evaluación de riesgos psicosociales en otras empresas.
Cuáles son los riesgos psicosociales
Son características nocivas de la
organización del trabajo, que podemos identificar a través de cuatro
dimensiones:
Exceso de exigencias psicológicas: cuando hay que trabajar rápido o de forma irregular, cuando el
trabajo requiere que escondamos los sentimientos, callarse la opinión, tomar
decisiones difíciles y de forma rápida.
falta de influencia y de
desarrollo: cuando
no tenemos margen de autonomía en la forma de realizar
nuestras tareas, cuando el trabajo no da posibilidades para aplicar nuestras
habilidades y conocimientos o carece de sentido para nosotros, cuando no
podemos adaptar el horario a las necesidades familiares, o no podemos decidir
cuándo se hace un descanso
Falta de apoyo y de calidad
de liderazgo: cuando hay que trabajar aislado, sin apoyo de los
superiores o compañeros y compañeras en la realización del trabajo, con las
tareas mal definidas o sin la información adecuada y a tiempo
Escasas compensaciones: cuando se falta al respeto, se provoca la inseguridad
contractual, se dan cambios de puesto o servicio contra nuestra voluntad, se da
un trato injusto, o no se reconoce el trabajo, el salario es muy bajo, etc.
La doble presencia: el trabajo domestico y familiar supone exigencias cotidianas que deben asumirse de forma simultánea a las del trabajo remunerado. La organización del trabajo en la empresa puede impedir la compatibilización de ambos trabajos a pesar de disponer de herramientas y normativa para la conciliación de la vida laboral y familiar. Las mujeres siguen realizando y responsabilizándose del trabajo domestico y familiar, por lo que la doble presencia es mas prevalente entre el colectivo de mujeres.
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